
En las fiestas de fin de año durante el frío invierno de Minnesota, William fue a visitar a su padre el señor John junto con su esposa Susan e hijos. Entre risas y anécdotas, William tenía algo que le daba vueltas en su cabeza, hace meses que lo tenía preocupado: “Donde me puedo jubilar?”
Después de un tiempo, William y su padre subieron las escaleras a la oficina principal y hablaron sobre las preocupaciones de William. Mientras miraba las fotos pegadas en la pared, recordó sus viajes de verano a Panamá. Todos sus recuerdos volvieron como una avalancha. Todas estas increíbles posibilidades que este pequeño país tropical tenía para ofrecer. Aquí es donde comenzó el comienzo de una importante decisión de vida.
El papá de William le recordó todas las ventajas que le brindaba poder pasar las fiestas en un lugar cálido y hermoso como Panamá.
La foto junto a la vieja computadora, le recordó lo feliz, seguros y conectados que se sentían con la cultura del país. Esto le recordó a William algo muy importante y le preguntó a su padre sobre la inversión de la casa de playa que realizó en aquel momento en Panamá.
El Sr. John le dijo que la casa se había vendido, por cuestiones de tiempo y que todos los negocios de él estaban en Minnesota. William pensativo, le preguntó a su padre sobre si él recordaba a quien le había vendido la casa en Panamá, la respuesta del Sr. John fue que sí recordaba a la persona y le exhortó a su hijo ir a Panamá.
William salió de ese despacho con una sola cosa en mente, “tengo la oportunidad de invertir y jubilarme en el trópico y eso haré”. Después de esto, Susan teniendo años de no ver a su esposo tan emocionado, preguntó cuál era la alegría y William le explicó que le tenía una sorpresa, que debía confiar en él y le permitiera ir una semana a Panamá.
Susan desconcertada le preguntó: Panamá? El trópico?... ¡No sabía que te gustaba tanto el trópico! Exclamó. Susan le dijo que entendía que era un excelente país como destino, pero no sabía mucho del trópico.
William después de planear todo, llega a Panamá, observa y analiza todos los cambios que han pasado en las últimas décadas, como infraestructura, leyes, cultura y comodidades que ahora brinda el país en comparación a otros años. Emocionado por todo lo nuevo y a la vez por la nostalgia del pasado, logra contactar a la persona que su padre le vendió la antigua casa de playa.
Daba la casualidad que el Sr. Máximo, actual dueño de la casa, quería venderla junto a un terreno que estaba en la misma vereda para poder seguir construyendo o invertir. William emocionado le explica de quién era hijo y lo importante que era volver a comprar la casa de playa.
El Sr. Máximo podía llegar a un acuerdo con William, siempre y cuando William decidiera comprar el terreno de al lado. Perplejo por la condición que le puso el Sr. Máximo, William decide llamar a su esposa y explicarle cuál era la sorpresa que le tenía, pero que no estaba saliendo como él pensaba.
Para su sorpresa Susan llevaba la semana averiguando absolutamente todo sobre Panamá y le exteriorizó a Williams las ventajas que le traía poder adquirir el terreno a la misma vez que la casa. Le explico las ventajas de los impuestos en ese país comparados a USA, las ventajas de infraestructura, y de la posibilidad de dejarle un patrimonio a sus hijos y nietos en un futuro en un lugar tan bello como Panamá.
Williams emocionado por contar con el apoyo de su esposa, decide realizar la compra y de paso agrandar la casa para poder dejar todo en orden en este hermoso país del trópico.
Al final William regresa a casa, recuperando la joya familiar que a él le trajo tan buenos momentos y que ahora le traerá a sus hijos, invirtiendo en un lugar para jubilarse, pero más importante... dejando un patrimonio que durará por generaciones en la familia.